El señor Pedro y Don Joaquín recuerdan en voz alta sus años escolares, han sido amigos por mas de 50 años, su amistad a tenido sus altos y bajos, hoy es la primera vez que se ven en 2 años; el señor Pedro es un hombre discreto, le gusta cumplir las leyes e ir a dormir temprano, Don Joaquín prefiere las fiestas hasta el amanecer, es politólogo y al igual que El señor Pedro, es un hombre de familia.
Le he escuchado al señor Pedro incontables anécdotas de su juventud, y he aprendido que toda las que empiezan con “Joaquín Cortez y yo…” resultan siempre poco educativas aunque amedrentadoras y a menudo bastante cómicas.
Don Joaquín no ha venido hoy por casualidad, resulta que, hace aproximadamente un año, se encontraba el en un país de Norteamérica y llevaba por seguridad un arma- no recuerdo el modelo- que el señor Pedro le había obsequiado con motivo de su victoria en una práctica de tiro; se vio envuelto en no se que discusión, y sin querer, o queriendo, asesino en un duelo a su contrincante, llamó rápidamente a su amigo Pedro para contarle lo sucedido y pedirle ayuda con el arma, pero este se negó a formar parte de un crimen en el cual no había estado involucrado.
Por ello, el señor Pedro no había vuelto a tener noticias de su amigo hasta esta mañana cuando recibió una llamada en la que le pedía que lo visitara en el Hilton de la ciudad, donde ocupaba la suite presidencial, ha acudido a la hora de almuerzo, y al entrar en la habitación su amigo le ha presentado a una acompañante, una mujer de aproximadamente 50 años de edad, alta, delgada, de cabello castaño y ojos grises, Mrs. Ashley Hudson, es la actual novia de Don Joaquín, ella fue también la juez que llevo el caso de aquel asesinato, se conocieron en la corte.